Hay fragmentos
esparcidos en la mesa
en las calles,
en el pasto
hasta en las hojas del otoño
que cantan en mis pasos.
Mientras los bebedores
siguen con su cerveza
o café
y yo con mi letanía.
Se escuchan los pedazos
sólo a la espera
de un lápiz o una cuerda
para hacerlos poesía
o sendero nuevamente.
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