Recorro a Klimt, en busca de su beso
mientras destrozo con las manos rotas
la nostalgia
Con silencio de hormiga,
repongo los colores,
mientras Edgar y Virginia
se aman en mi cama y acaban con estas fronteras.
La aurora danza entre mi ombligo y tu caricia,
recupero los labios y el beso que recuerdo
para que vuelvan las palabras que curan
y así juntar los pedacitos,
los tuyos y los míos.
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