El alma de los pueblos. Busco lo que revela cada una de las ciudades, el espíritu de cada pueblo: empedrados, paredes y sombras, árbol, costumbres, ancianos, niños, enamorados.
A Erice se accede a través del cielo, por la funivia, un funicular que en la mitad de su recorrido comienza a bailar con el viento y observa a Trapani , la Isde Egadi y el Mar Tirreno.
La cittá di Erice -es parte de Sicilia- atravesada por huellas (como el Cuartiere Spagnolo y Castello de Venere) de los pueblos que la habitaron: romanos, normandos, españoles.
El viajero puede elegir el periplo de las chiessa y encontrar que la Chiessa Convento Santa Teresa no está en el mapa a recorrer y una particularidad, en el altar hay cuatro mujeres vestidas con ropajes dignos de la corte, más que de la iglesia. No obstante el viajero puede seguir las callecitas empedradas cuyos nombres pertenecen a sus ciudadanos ilustres: un maestro, un poeta, un filósofo, un sindicalista, un carabinieri, un benefactor.
Si el viajero va desde el Castello di Venere al Quartiere Spagnolo y luego regresa ascendiendo por esa sinuosidad, observará que el sol se va y la opaca, silenciosa niebla se apodera del Castello, la temperatura desciende diez grados. En el otro extremo del Castello subiendo y bajando escaleras, el Bar Balio que agasaja a los novios y ofrece al viajero una mesa pequeña y un café corazón, y sólo algunas tardes- muy pocas- desde allí se puede ver la costa de África.
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