La mujer era de agua,
gotas de agua,
puntos por los
que la línea dibujaba, viajes.
La mujer se iba
con su letra y su lápiz
a crear otras tardes,
sin recuperar caricias
se iba con historias
a escribir otro cuento, casi chino.
Había aprendido
no se teje sin hilitos,
aunque haya agua
siempre hace falta sed.
La mujer no evitó un hombre
que tuvo sed
con él escribió un cuento, de agua,
agotada la sed
vuelve, se mira y busca el mar.
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