Ya me desprendí,
hasta de los zapatos que me unían a vos.
No quedan más que restos pequeños,
ni siquiera palabras, todo acabado.
Sólo la poesía de Paco y Juana
y todo el camino.
Nada que te deba, sólo el abrazo
y alguna noche.
Apenas te recuerdan los árboles,
sólo el árbol que vimos crecer
llora por su soledad.
Se deshoja, ahora.
Juro que es eso y porque la mano
es incapaz de detenerse .
Juro que es eso,
que las palabras han quedado deshabitadas
casi sin poesía, como el árbol que vimos crecer.
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