"No sabemos escuchar
nos gusta ir haciendo cualquier cosa para destruirnos
olvidar un tango cantado de esa manera tan perfecta"
Paco Urondo
Puedo enmudecer y no contar este cuento pero el había una vez siempre ha sido una llave.
Un hombre con un agujero en el pecho. Conoció el amor y empezó a tejer ese agujero. Le había pedido a Dios un amor. Había decidido no tener a nadie, no quería a nadie, hasta que pidió un amor, el que tejió su agujero. Aprendió y pudo ser amado, a jurar lealtades, a no guardar recuerdos, a vivirlos, a calmar la ira con sólo una caricia, supo y pudo hablar de futuro. Pero comenzó ,después de un tiempo a ser ajeno, a sentirse ajeno, a desconocer el sabor dulce, a confundir los días ....
Y un día, abrazó el hueco, temblando tocó su cruz y encontró crujidos en vez de latidos, sólo el vacío como maldición o enfermedad, en la madrugada hambrienta....Sólo un agujero en vez del corazón.
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