El emperrado corazón
se ha propuesto amar,
se ha dispuesto
como la mesa de los domingos
como el mar o la montaña
que celebran la tarde,
como los pájaros carpinteros.
Ha empezado por perder el miedo
ha comenzado como en los cuentos
por ser dos
y palabras, y gestos y besos.
No es otra cosa más que el intento
de puro aletear
el emperrado corazón
se ha dispuesto a amar.
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