Se encerró entre las sombras doradas.
Entre las hojas, una pequeña soledad acompañada.
Cavé mi coraza y vi los sueñitos posibles.
Escribí mi amor que apenas asomaba
y estalló en silbidos nocturnos.
En silencio, esperó como un animal
la madrugada
para suceder encendido, e inevitablemente,
como la hojarasca cruje en todo el cuerpo.
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