Como las palabras
que están dando vueltas,
como las hojas de vid,
con este dolor de húmeros,
cada vez que los tordos
desnudan el amarillo
con la luna como hueco
he pensado en las mudanzas,
en algo más que la nostalgia
para no morir en otoño,
ni en París,
sino bailando
como la abuela,
allá en las montañas.
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