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sábado, 2 de agosto de 2014

Cuento en chiarosocuro



  Dos noches del regreso y aún no sabía al despertar dónde estaba. Había amanecido  pensado en las fotos que podría haber tomado y aún creía que  podía hacerlo. Un detalle con  desenfoque, unos balcones con banderas argentinas y malvones de la plaza Jaume, callecitas que seguían las líneas de Arissa, los zapatos de bailaor de flamenco, el castillo lastimado de Cabezo de Torre, los techos del Casino real de Murcia, las parejas de la mano, los niños en las plazas, el inglés que quería pensar en español. Esa foto en chiaroscuro  no seguía la línea que había elegido, seguía otra luz. Luz Rembrandt. Claro y oscuro.¿ Cuál sería el conflicto del cuento?.
 En el algún lugar del Barrio Santa Cruz......Era un inglés errante. Hablaba hasta con los pájaros, él era uno, tenía sus propias alas, había aprendido a observar a las aves y las emulaba. Ellas suelen equilibrar sus alas acercándose  al calor, el español era su temperatura, su equilibrio.  Michel pensaba que tenía talento de hablar con pájaros, peces y personas.
El personaje perfecto para un relato y no encontraba el conflicto para acompañar la foto.
Él era un relato, un hombre en su laberinto que intentaba leer en voz alta, en español, un cuento donde la luz es agua o una bella durmiente que enamora a un pasajero que no es un príncipe. Y sin embargo, esa tarde la maestra de español le lee  el relato, no comprende mucho pero le dice que lee bonito. Alguna vez escuchó que el amor es el oído primero. La voz en español que lee. Por un momento se ha olvidado de los clientes apresurados y agitados, los números de las operaciones que pesan, por un momento ha olvidado a Cathy y su “ I love you”
 Un laberinto, un hombre en un laberinto con la posibilidad del hilo en forma de palabras en español. Y si pensar en otro idioma era ser otra persona de alguna manera, otro que sienta bullir mariposas en el punto exacto que cree adormilado?  Lo de Cathy se ha acabado, se ha detenido y sin embargo, el bullir de las mariposas es algo que extraña. Tal vez errar tiene que ver con eso, es un hombre de negocios pero ésa no es la razón de tanto camino. Tanto itinerario convierte la  casa en el mar en casa de vacaciones.
  Todos llevamos cadenas, él lleva su compendio de palabras en español y ha encontrado una maestra en el Barrio de Santa Cruz. Ella ha agregado la palabra bullicio en su diccionario, va repitiendo su nombre  por la calle de la Luna. Su solo nombre le desbarata las alas.
  Todos los encantamientos tienen un fin, su gesto de amor es advertido, la maestra decide que es un buen momento para irse a su pueblo. Fugar es la solución. Resignado la acompaña, lleva su maleta y toda su tristeza en ese peso. Alcanza a saludarla, se da vuelta encuentra sus ojos y le dice:
-We are in Granada  - comienza a marcharse y  alcanza a escuchar o lo imagina,
-Tal vez…..
Mientras mide las palabras del cuerpo a la sonrisa que saluda, no entiende pero suena bonito su inglés con acento español. 



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